Editorial
El
ascenso y caída de la investigación médica en el Perú
The
rise and fall of medical research in Peru
Germán
V.Valenzuela
Miembro
titular de la SPMI. Fellow of the American College of Physicians. Fellow of the
American College of Cardiology.
Recientemente hemos conocido un grupo de cuestionamientos relacionados con las deficiencias éticas y metodológicas de los trabajos
de investigación, presentados por algunas autoridades no
médicas de nuestro país en el proceso de obtención de sus grados
y títulos universitarios. Esto ha generado que la
investigación y sus procesos sean de
interés público.
En un artículo
previo comentamos una serie de casos reales que relataban irregularidades en
la publicación de los trabajos científicos en el medio
local, incluyendo problemas de autoría, errores en la declaración de conflictos de interés,
e inclusive procesos de fraude
en investigación médica.1 Sin embargo, a la fecha, los esfuerzos
destinados a desarrollar la
investigación clínica en el país, no patrocinada por la industria farmacéutica,
podría haber experimentado un retroceso
por algunas condiciones:
En los centros de atención públicos y
privados, se califica a los médicos por el número de pacientes que atienden,
sin considerar la evaluación de la calidad de la atención y el uso racional de medicamentos y/o
pruebas auxiliares (como exámenes de laboratorio o estudios de imágenes). En los centros públicos,
se sumaría una falta de control no sólo de la calidad de atención sino
también del número de atenciones y/o actos realizados, especialmente en aquellos que no son afiliados a las
facultades de medicina.
Los grupos de investigación suelen ser
generalmente “sistemas cerrados”. Los miembros de estos podrían dificultar el
ingreso a los nuevos miembros y existiría poco apoyo para el desarrollo de
nuevas propuestas de investigación. La existencia de “redes de colaboración
internacional” se establecen cuando los trabajos de investigación o los investigadores que los desarrollan tienen
una filiación universitaria.
Un análisis bibliométrico, con datos hasta
el 2019, mostró que el Perú ocupa el quinto lugar de la producción científica
sudamericana, y con una colaboración internacional intermedia (60,1%), y las
tres instituciones con mayor producción científica son la Universidad Peruana
Cayetano Heredia, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Pontificia
Universidad Católica del Perú.2
Se documenta una excesiva flexibilidad
durante el pregrado y posgrado de medicina, donde no se exige la realización de
trabajos de investigación, lo cual era un requisito para obtener el grado de
bachiller en medicina y, por ende, el título de médico cirujano. O, un
trabajo es realizado por dos o tres
alumnos. Lo mismo aplicaría para los procesos de recertificación, donde el
valor o porcentaje asignado por el desarrollo de trabajos de investigación o
publicaciones es mínimo. También, se conoce que algunas sociedades médicas, en
los últimos años, no exigen o exigen sólo la presentación oral de un caso
clínico, con estándares muy bajos, para obtener una membresía como asociado o
titular, privilegiando incrementar el volumen de sus miembros (que deben contribuir
con sus cotizaciones anuales de membresía) sobre la calidad técnica y
científica de los aspirantes a la membresía.
En las universidades y sus facultades de
medicina, la producción científica de sus vicerrectores académicos, decanos y profesores de
metodología de investigación es muy
escasa o nula. Con datos nacionales sabemos que sólo el 14,28% de los
vicerrectores de investigación, el 24% de los decanos y el 56,2% de los
profesores de metodología de investigación de las escuelas de medicina del Perú
habían publicado por lo menos un artículo.3-5
Si quienes tienen
la responsabilidad de enseñar y/o promover
la investigación en las universidades no investigan, el efecto sobre los alumnos a su cargo
y sobre el desarrollo de la investigación a nivel nacional será negativo.
En muchos centros de atención públicos y
privados, los jefes de servicio o
departamento tienen una escasa producción científica y, por tanto, difícilmente podrían
promover la investigación entre sus subordinados o brindar las
facilidades para su desarrollo.
Sería importante interiorizar que el médico
que no se involucra en la investigación está desperdiciando la oportunidad de desarrollar sus
habilidades profesionales y podría estar faltando, inclusive, a su
“responsabilidad social” por no utilizar su conocimiento y sus capacidades para mejorar realmente la calidad
de vida de las personas. Considerando que la atención médica y las decisiones que de
ella se deriven
deberían estar centradas en el paciente,
el adiestramiento en técnicas para
la búsqueda de información
y el análisis crítico de la literatura científica permitirán lograr mejores resultados.6
Teniendo en cuenta este análisis,
consideramos importante la
promoción activa y obligatoria de la investigación en medicina en el pregrado y el posgrado, asegurando también su difusión y su desarrollo en las
sociedades médicas científicas del país. Podría comenzarse con estudios de la práctica cotidiana (reporte de casos,
serie de casos, descriptivos, de carga de enfermedad o estudios de costos de
enfermedades inclusive, etc.) para luego pasar a estudios que valoren alguna exposición
entre subgrupos u otro tipo de estudios
epidemiológicos (revisiones sistemáticas, meta- análisis).
Es importante separar los estudios iniciados
por los investigadores, de aquellos patrocinados por las empresas
farmacéuticas, porque los primeros tendrían
la finalidad de dar respuestas a preguntas de
investigación que realmente podrían
tener un impacto directo y a corto plazo en los
procesos de atención
de los pacientes. No menos
importante es la generación de incentivos (no solo económicos) a la
investigación en los hospitales y clínicas, asegurando el respeto a los investigadores en dichos centros.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
1.
Valenzuela G. Irregularidades en la publicación de trabajos científicos. An Fac med.
2008;69(1):56-8
2.
Turpo-Gebera O, Limaymanta CH, Sanz-Casado E. Producción
científica y tecnológica de Perú en el contexto sudamericano: un análisis
cienciométrico. Profesional de la
información. 2021;30(5):1-17
3.
Herrera-Añazco P, Valenzuela-Rodríguez
G, Pacheco- Mendoza J, Málaga G. Producción científica de los vicerrectores de
investigación en universidades peruanas que tienen
una facultad de medicina. Medwave. 2017 Sep-Oct;17(8):e7074.
4.
Valenzuela-Rodríguez G, Herrera-Añazco P, Hernández AV.Producción científica de los decanos
de las facultades de medicina en Perú. Salud Pública
de México. 2015;57(5): 364-365
5.
Pereyra-Elías R, Huaccho-Rojas JJ, Taype-Rondán
A, Mejía CR, Mayta-Tristán P. Publicación y factores asociados en docentes universitarios
de investigación científica en escuelas de medicina del Perú. Rev Peru med exp Salud publica. 2014;31(3):424-430
6.
Castuera-Gómez CM, Talavera JO. Práctica médica e investigación clínica:
claves para generar
conocimiento y mejorar la atención. Rev
Med Inst Mex Seguro Soc. 2013;51(4):364-7.
Lima,
12 de mayo del 2022.
Citar
como:
Valenzuela G. El ascenso y caída de la
investigación médica en el Perú. Rev Soc Peru Med Interna. 2022;35(2): 51-52.
https://doi.org/10.36393/spmi.v35i2.665